Una mujer de bandera

Nunca caí en la cuenta de que mi pasión por los trapitos viene de mi abuela. Hace no mucho y no recuerdo a colación de qué, mi chico me lo dijo y pensé "ostrás pues es verdad ¿cómo no me había dado cuenta antes?". 

He crecido entre telas, hilos, alfileres, cremalleras, puntillas, botones, patrones y máquinas de coser; he jugado a ser modista creyendo que mis torpes puntadas de niña, ayudaban a crear un vestido de alta costura. Un juego inventado por la mujer que me inculcó, sin darse cuenta, mi amor por la moda: mi abuela. Como supongo que ya tod@s intuis, mi abuela era modista y de las buenas, qué digo de las buenas? Era la mejor, como en todo lo que hacía. Sobre todo en su labor de madre, abuela y esposa. 

Mi abuela, hubiera sido la fan número de uno de Cosasdhermanas. Sin duda nos hubiera cosido los mejores vestidos y nos hubiera sorprendido con ideas originales y únicas made in Emilia. Pero el Alzheimer no nos dejó realizar ese sueño juntas. Hace ya muchos años mi super-abuela (así la llamábamos) fue perdiendo sus recuerdos pasados y dejó de ser capaz de retener los presentes. Años muy duros para el alma de la familia; guapa, alta, buena, fuerte, divertida, inteligente, constante, trabajadora, cariñosa, siempre dispuesta... Así la recordamos y así la recordaremos siempre. Alegre como ella sola, organizando fiestas, bailando,  haciendo buñuelos de calabaza para todo el vecindario, repartiendo felicidad al mundo. 

Gracias abuela, gracias por querernos tanto, por inculcarnos tu forma de ver la vida, tu carácter valiente y emprendedor, tus ganas de vivir, tu positividad,... Nos despedimos de ti con el corazón roto pero felices por  haberte disfrutado y tranquilos porque por fin descansaste. 

Muchos dicen que me parezco mucho a ti. El mejor piropo de mundo...

Te quiero abuela

by Ester sin H