Es curioso como cuando una está
tranquila y cree que lo tiene todo controlado, ¡¡¡zass!!!, sucede algo que te
recuerda que la vida, a veces, es una montaña rusa.
Eso me ha pasado esta semana. Yo
hablando de que con los años cada vez era capaz de templar más las emociones y
afrontar las decepciones sentimentales con madurez y sin perder la cabeza, y el
destino me pone a prueba. Prueba superada, todo hay que decirlo, porque si bien
se ha roto un status quo, lo acontecido no me ha desequilibrado emocionalmente.
¿Os acordáis de ese “mozuelo”
diez años más joven que prefería mujeres de más edad porque “no dábamos
problemas”? Pues él ha sido mi entretenimiento psíquico, que no quebradero de
cabeza, en los últimos días. Os pongo en antecedentes para situaros en la historia.
Hace dos meses tuve el placer de
conocer a este joven a través de una de esas modernas herramientas 2.0 para
ligar. (Pon un cabroncete en tu vida). Lo que empezó como un juego erótico se convirtió en una aventura,
con muchas pinceladas sexuales, pero en algo más que en un
"follamigo".
Desde un principio, hubo química.
Nuestras conversaciones, inicialmente anodinas, fueron rápidamente creciendo en
intensidad. Cada vez más profundas, cada vez más sensuales, cada vez más
eróticas. Teníamos tantas ganas de conocernos como miedo a perder esa chispa
inicial que nos mantenía a los dos conectados. De hecho, hubo una primera cita
a la que él se rajó porque quería estirar más nuestras conversaciones, no fuera
que nuestra incipiente "amistad" quedara en nada.
Cómo no podía ser de otra manera,
finalmente nos vimos las caras y la chispa se transformó en fuego nada más
conocernos. Y eso que para ninguno la imagen del otro correspondía con la que
su imaginación había dibujado. Sólo fue una cerveza acompañada de una agradable
e interesante conversación. Pronto en casa, cada uno en la suya, pero en esa
primera cita averigüé que besaba bien y que estaba muy bien dotado.
Ya nos habíamos conocido, la
semilla estaba plantada y la planta del deseo germinó abonada con nuestras
conversaciones diarias, conociéndonos, desnudándonos personalmente, una más que
otro.
Finalmente volvimos a coincidir,
ya con más tiempo, en una tarde memorable en la que supimos compaginar amigos,
cervezas e intimidad. Lo que habíamos intuido el uno del otro se reveló con la
mayor naturalidad y soltura. Sinceramente, nunca un polvo en un coche me ha
supuesto mayor placer. Era tal el deseo de poseernos que la incomodidad de un
pequeño utilitario pasó a segundo plano. Todavía me erizo al recordar las
sensaciones de aquella tarde, a rememorar sus besos, sus caricias, su ….
A partir de ahí se generó una
relación diaria, un lenguaje propio, un "buenos días, mi conejita",
"buenos días, osito" ... Pese a que me había confesado su situación,
tiene pareja, vive con ella y no era su intención cambiar de estado (ni la mía
que lo hiciese), decidí seguir adelante. No me importaba.
No lo quiero como pareja. Con personas de laxa moral siempre vale la pena ser
la otra que la propia y como hasta la fecha mi sentimiento por él no ha
evolucionado a mayores, sigue sin importarme. También es cierto que trató de no
pensar en su pareja, en no crearle identidad y pensar que es un ente, no
despreciativamente sino para acallar mi conciencia, porque de otra manera no
podría llevar bien tener empatía, atracción e, incluso, cariño por un hombre
que engaña sistemáticamente a su pareja.
En cualquier caso, la realidad es
que continúe "avanti", sin prestar atención a lo que le rodeaba y
aprovechando cada oportunidad que surgía para dar rienda suelta a los instintos
más primitivos que me despierta su persona. Bien es cierto que el hecho de ser
un hombre emparejado hace que los momentos a solas escaseen, además de la
necesidad de buscar lugares en los que no exista peligro de encontrar a nadie
de su entorno. Hasta la fecha no ha habido problema y al igual que ese primer
encuentro sexual, el resto de ocasiones que he podido disfrutar de su cuerpo,
de su generosa anatomía, aunque escasas, o precisamente por eso mismo, ocupan
un lugar muy especial en mi memoria y en mi afecto.
Hasta ahí, todo ha ido fenomenal,
su situación personal, mi falta de ambición sentimental, sus atenciones
constantes, las muestras mutuas de cariño, las desquedadas por obligaciones
profesionales o familiares… nada había supuesto un
problema para nuestra relación pactada.
Sin embargo el fin de semana
pasado surgió el desencuentro. Teníamos la oportunidad de vernos, de
disfrutarnos y como buen veinteañero prefirió la compañía de sus amigos, cosa
que no me hubiese molestado o importado si él hubiera sido sincero, no me
hubiera convocado ni hubiera pretendido conciliar varias situaciones e intentar
contentar a todo el mundo. Cuando uno lo intenta, fracasa.
Lejos de enmendar el entuerto y
de apaciguar los ánimos, mi querido mulato ha optado por dar la espalda a
nuestra historia y dramatizar lo sucedido. Tras dos días sin recibir su buenos
días, me di cuenta de que los acontecimientos vividos habían pasado factura y
que su visión de mi enfado difería de la realidad. Seguramente, y lo digo así
porque no he tenido la ocasión de “enfrentarme” a él, piense que lo que yo
pretendía era “atarle” en corto y hacer prevalecer un papel de mujer posesiva
que para nada tiene que ver con la realidad.
Es una pena, me hubiera gustado
alargar mi tórrida historia pero siempre manteniendo ese status quo que
caracterizaba nuestra relación y nunca sintiendo que uno apostaba más que el
otro.
Hoy, una semana después, el teléfono
está en silencio. No lo digo con acritud y mucho menos con desesperación, sólo
que me da cierta tristeza acabar una historia que ha sido divertida y hasta
entrañable, de esta manera, sin más palabras que las que reflejo en nuestro
blog,
Os espero la semana que viene aquí,
en Cosasdhermanas
Besos
Off the record
Foto Pinterest
Muy buen relato guapa. Un besote
ResponderEliminarMari Carmen, eres una incondicional. Gracias por ello. Besos
EliminarBueno, tal y como yo lo veo ni siquiera hay final triste. Sólo un final inevitable tras dos meses de divertimento. Si él se queda con una idea equivocada de ti, peor para él. Tú estás siendo mucho más generosa con la opinión que tienes de él y con los recuerdos de ese romance. Para ti queda eso. Sólo una mujer madura es capaz de quedarse con lo bueno. Sólo un niñato inseguro sería capaz de emborronarlo todo por una tarde de desencuentro.
ResponderEliminarQue razón tienes amig@. No me arrepiento de nada, de verdad, me lo he pasado muy bien y mi opinión de él tampoco ha cambiado. Sinceramente no sé qué es lo que ha motivado su distancia porque no ha tenido tiempo para tomarse una cervecita para charlar e insistir no es mi estilo. Eso sí soy de las que pienso hablando se entiende la gente y dejarlo estar no favorece en absoluto la comunicación.
EliminarBesos
Si es que... quien con niños se acuesta meao se levanta! Menos mal que lo tenías claro desde el principio porque un niñato que le pone los cuernos a su chica con premeditación absoluta no te convenía más que para lo que lo has utilizado. Un entretenimiento más, divertido y diferente por el rollo de ser mulato y bien dotao! jejeje A otra cosa amiga!!! Me encanta leerte!!! Un millón de besosssssssss y gracias por compartir tus historias con nosotros cada lunes.
ResponderEliminarLo de la infidelidad está a la orden del día. No sé si va en los genes, si es un tema educacional, moral, pero ahí está. Ya no me sorprendo de nada.
EliminarTe espero aquí el lunes que viene con nuevas historias.
Besos
Hola !!! Acabo de encontrar tu blog por casualidad y me quedo por aquí, tienes una nueva seguidora :)
ResponderEliminarSígueme si te apetece y estamos en contacto ♥
Hola Patricia. Bienvenida a Cosas de Hermanas, el blog de Ester & Esther. No te pierdas sus Looks, sus reportajes sobre moda, belleza y hasta gastronomía. Los lunes, están mis relatos, los de Off the record, que espero te sigan gustando.
EliminarBesos
Muy buen texto, guapa <3
ResponderEliminarxx
http://www.madridforniagirl.com/
Me alegro que te haya gustado Sandra
EliminarBesos
Un texto genial, la verdad que estando con un chico con pareja no me extraña nada lo que ha pasado, pero si tu desde un principio tenías claro que no era más que eso, muy bien por tu parte, sino seguro que lo hubieras pasado mal.
ResponderEliminarBesitos ;)
conestiloalcubo Blog
Seguramente si el desencuentro hubiera llegado más tarde y semana tras semana todo hubiera ido como la sede, hubiera acabado enganchándome, por lo menos esa ha sido mid experiencia, aunque nunca se sabe.
EliminarPor mucho que una lo tenga claro y sepa fehacientemente que la gente no cambia, ilusionarse es gratuita y tan agradable…
Que me quiten lo bailado.
Un besazo
La vida a veces debería de ponernos las cosas más fáciles, pero si nos ponen baches es porque debemos superarlos para hacernos más fuertes y disfrutar más cuando nos den nuestro verdadero premio.
ResponderEliminarÁnimo y suerte!!!
Muchos besos preciosa
http://www.coco-smile.com/
Pues si es por zancadillas, a mí me toca el gordo… JAJAJA.
ResponderEliminarTe puedo decir que la experiencia es un grado y, sumando historias, he llegado a la conclusión de seguir viviendo el día a día sin esperar mucho a cambio. Eso sí, cuando algo no te cuadra, no te gusta, zanjarlo por lo sano.
Un besazo coco
Como siempre expléndido relato, quédate con lo bueno (como haces siempre), duró lo que tenia que durar ni más ni menos. Pero seguro que tu lo disfrutaste mucho más que el.
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