lunes, 21 de octubre de 2013

Lo que pasa en las Vegas se queda en las Vegas


Hay ocasiones en las que hasta yo misma me sorprendo de mi manera de actuar y de socializarme con el sexo contrario. Vale que nunca he sido una mojigata pero a veces mi desvergüenza llega a tal límite que pasada la euforia del momento, lamento no haber tenido un poquito más de cordura y haberme comportado con tanta desinhibición. 

Tras varias semanas mostrando un poquito de mi, ya os habréis dado cuenta de que el amor no siempre forma parte de la ecuación de mis relaciones sexuales. Sí la atracción, una atracción que casi siempre la siento a priori pero que en alguna ocasión ha sido más a posteriori. A priori o a posteriori, de qué? De la decisión de meterme en la cama con un hombre. 

Recuerdo, sobre todo, una historia bastante reciente, una historia que tiene lugar en verano. No se si porque esta estación incita a la locura y a dejarse llevar por los acontecimientos, si era el calor o que me encontré ante un situación totalmente inesperada, pero para mí ha sido la historia más descarada que he protagonizado. 

Era la típica noche donde el ambiente estaba enrarecido. Los bares habituales no tenían ambiente y acabamos en un local que normalmente no me suele gustar. Sin embargo esa noche tenía buen color. 

Llevaba ya algunas cervecitas cuando apareció el coordinador del gimnasio al que voy y uno de los deportistas habituales, acompañado de otros dos “mozos” de buen ver. Tengo que incidir en que una de las razones, no la principal ni la única, por la que sigo yendo al GYM es por el buen ambiente que me encuentro y por las “magníficas vistas”, en forma de veinteañero, con las que cada noche me deleito. Precisamente, el deportista que entró era uno de mis fichajes. No es que fuera el más guapo pero tenía un rasgo que últimamente me atrae mucho y por el que le apodé “mi gusiluz”, apodo que en mi clave de desvergonzada le comuniqué. Él, lejos de ofenderse y pese a la timidez que le caracteriza, le hizo gracia y comenzamos a entablar una conversación. Lo que sucede en estas noches locas, los grupos se van disgregando y formándose otros. Mis amigos se fueron y yo me quedé con los “musculitos”, por clara referencia al GYM y no porque tuvieran ese perfil de musculitos sin cerebro, para nada. 



Mi gusiluz enseguida se puso hablar con una rubia, situación que ni me molestó ni me preocupó porque en ese momento, y por más que me atraía físicamente, no tenía ningún pensamiento de llevármelo a la cama. Ya no sé si la rubia tenia o no esa intención. Interesada se le veía, pero tal y como me comentó el coordinador “nada de nada, tanto palique pero este hombre no es capaz de rematar la faena”, como así fue. Sin intención alguna dije “a este chico hay que espabilarlo”, a lo que mi interlocutor me incitó “por qué no lo espabilas tú?”. Que me había dicho…. Una noche como aquella…. En la que todo me resbalaba… que me sentía muy segura…. Pues ni corta ni perezosa, y encima fuera ya del local cuando nos despedíamos para irnos cada uno a su casa, con lo que todos me escucharon… le solté “Te vienes conmigo?”. Los ojos se le salían de las órbitas. “En serio, me estás invitando a tu casa?” “Sí, sólo si te apetece, claro”. “No, no, si apetecerme me apetece pero mañana tengo que madrugar porque trabajo y no puedo ir sin dormir… si yo estoy encantado pero ten en cuenta…” Excusas. No escuché más porque de repente, detrás escucho a un amigo suyo, con el que había estado hablando a lo largo de la noche y en cuyo atractivo apenas reparé hasta ese momento. “Yo sí que voy, si me invitas iré encantado”. 

Una mujer con dos dedos de cabeza y menos cervezas hubiera agradecido el interés pero hubiera declinado la propuesta pero esa noche estaba que me salía y decidí probar. Ni tan siquiera pensé: ¿por qué no?. Simplemente afirmé, ”Venga, pues vámonos”. 

Sin más, cogí la mano del amigo y le dirigí hacia mi casa, susurrándole, en lo que parecía un atisbo de cordura, “duermes en la cama de mi hermana, queda claro”. El chico no me entendió y me dijo: “entonces, ¿no va a pasar nada?”. A lo que le tuve que aclarar, “sí, pero de cara a tus amigos, no hemos dormido juntos”. “Comprendo, lo que sucede en las Vegas, se queda en la Vegas”. Ahora entiendo porque las Vegas son tan famosas. 


Pasé una noche fantástica. Mi atracción por él fue in creccento y conforme avanzábamos en el laberinto de la pasión, más aún. A veces resulta complicado la afinidad sexual con una persona que acabas de conocer pero a su favor he de afirmar que su juventud, su maestría y su generosidad me llevan a tener un grato recuerdo de aquella noche y de él, sobre todo, porque quedo implícito, a la mañana siguiente, que eso era lo que había sido, una noche, sin más. 

A la mañana siguiente nos comportamos sin aspavientos sin fingir un sentimiento que no había y con mucho respeto y deferencia. Ni me pidió el teléfono ni quería que lo hiciese, porque tanto él como yo sabiamos que, aunque había sido una noche muy divertida y ha pasado a formar parte de mis anales sexuales, ni él ni yo queríamos más del otro. 


No os digo yo que si me lo volviese a encontrar y surgiese, no repetiría, mas bien al contrario, encantada de repetirlo, pero no es algo que me quite el sueño.

No hay arrepentimiento, JAMÁS, sólo un poco de vergüenza al actuar cual Samantha Jones, cuando no me identifico con el personaje más descarado de Sexo en Nueva York. Por eso mismo, os dejo con una selección en inglés que he encontrado sobre escenas de este mítico personaje de esta serie que arrasaba en televisión a principios del siglo XXI (Emitida por la HBO del 1998-2004). 


18 comentarios:

  1. Muy bueno, me ha encantado, como está escrito y todo :)
    Sin arrepentimiento jamás!

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    1. Sin arrepentimiento, claro que sí. Gracias por tus comentarios

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  2. Arrenpentirse NUNCA, muy bueno. De cualquier forma arrepentirse de lo que una ha hecho no de lo que no.

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    1. O cómo digo yo, si no te gusta el resultado, no lo vuelvas a hacer...

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  3. Eres una pasada, estoy enganchadísima a tus historias. Enhorabuena!!!!
    Un besazo
    Lara

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    1. Lara, siempre puedes compartir las tuyas... la semana que viene publicaré una historia que me ha llegado a offtherecord.hermanas@gmail.com.

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  4. Parece que fue una noche divertida ! No al arrepentimiento ! Lo que pasa en las Vegas se queda en las Vegas "he cambiado en esa frase tantas veces el nombre de las ciudades que me empieza a dar miedo !

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    1. Pero tampoco me arrepiento! Jajaja muy bn post!

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    2. Ana, ¿podrías recorrer la geografía española? Anda, cuéntalo, que te guardamos el secreto...
      Muchas gracias, guapa...

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  5. Me encantan las entradas!!es un gusto pasarse por aqui!!besos
    dezazu.blogspot.com.es

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  6. Muy bueno.

    Volviste a ver a alguno de esos chicos? Al menos los del gimnasio al que vas, coincidiste con ellos? Te dio la sensación de que lo que había pasado en las Vegas se había quedado efectivamente allí?

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    1. Claro que los he vuelto a ver. Con el coordinador sigo teniendo la misma relación, amistosa, cordial, buen rollera... y con mi gusiluz, mucho más cercana sin que hayamos progresado en su timidez. Pero no puedo saber de ninguna manera que fue lo que dijo. Me inclino a pensar que no dijo nada, aunque, a estas alturas, me da mas o menos igual.

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  7. JAJAJAJA...ME ENCANTA!!!!
    YO SIEMPRE HE SIDO DE "LO QUE PASA EN LAS VEGAS....." O EN BRASIL O EN CANARIAS O EN MADRID O EN COREA O EN BILBAO O EN GALICIA.....VAMOS MENOS EN MI CIUDAD........

    BSS

    RUTH A.
    http://www.ruthazofra.es/index.php/el-blog-de-ruth/3327

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    1. uhmmm... Brasil, Corea y hasta Canarias, me gusta la idea pero lo de no actuar en mi ciudad me resulta desolador ya que, actualmente, no soy muy Willi Fog...

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  8. Me leo tus entradas como una novela súper interesante! Momentazos que merecen la pena y más Cdo empieza la semana! Los lunes nevesitamos historias así... Gracias por compartir tus historias o las de otros de esta forma tan natural, directa y entusiasta! Soy fan de tus entradas! Muy fan!!!

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  9. Muchas gracias... a ver si consigo mantener la expectación....

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