El comentario de una lectora en el post sobre Infidelidades,traiciones y otras deslealtades, que hacia referencia de una infidelidad con
una amiga de la pareja, me ha recordado una historia de mi juventud, de mis
tiernos años veinte y bastante alejada de las frivolidades que hasta ahora os
he ido contando. Un historia de
deslealtad y traición y no de infidelidad.
En aquella época, todo lo revestía de romanticismo, fuera o
no correspondida, y raramente aplicaba la más mínima estrategia para evitar, al
menos, que me rompieran el corazón. Siempre estaba expuesta.
Así sucedió con lo que una muy buena amiga bautizó como mi
amor doloroso, una historia, breve pero intensa, que difícilmente podía tener
otro final.
Vayas o no disfrazada los carnavales nos desinhiben y nos
contagian. Si yo no hubiera estado tan suelta, pese a la falta de disfraz,
difícilmente hubiera establecido conversación con aquel chico de ojos rasgados,
de fácil palabra y tierna mirada, que acabó invitándome a desayunar y a apostarse
una cena como excusa para volver vernos. A partir de aquella noche, nos
convertimos en dos amigos inseparables, aunque nos hubiéramos conocido recientemente.
No pasaba un día sin que tuviéramos noticias el uno del otro. No pasaba un fin
de semana sin que quedáramos. Lo introduje en mi grupo de amigos, me presentó a
los suyos, hacíamos excursiones y hasta escapadas de fin de semana. Fueron dos
meses muy intensos en los que yo, pese a ser sincera con él y no obtener más
respuesta que el silencio administrativo, pensaba que había alguna posibilidad
de prosperar en nuestra amistad.
Quiso el destino cruzarme con una amiga de mi época
universitaria, una muy buena amiga que, sin embargo, el tiempo y el día a
día, había entibiado nuestra
amistad. Nos pusimos al día, yo le hablé de ese chico que estaba conociendo,
con quién en ese momento no tenía más que una amistad pero del que cada día me
sentía más enamorada. Ella me contó su última ruptura sentimental, lo decaída y
triste que estaba, y yo para animarla la invité a que se viniera a pasar el
puente del 1 de mayo a Toledo con él, unos amigos de él y yo misma.
Lo sé, ¡¡¡ a quién se le ocurre !!!, pues sólo a mí, que
siempre he pecado de incauta y de confiar en los demás. No me podía imaginar
que esos tres días marcarían el fin de una amistad de más de 10 años y originarían
un corazón roto.
Fue en Toledo dónde se enamoraron, en esa ciudad emblema de
la concordia y de la convivencia de culturas, en esa ciudad histórica que pese
a ser una de las ciudades más bellas de nuestra geografía, para mi durante
muchos años ha provocado una pública animadversión. Delante de mis narices,.Una,
aunque ingenia, no ha tenido (ni tiene) un pelo de tonta y viví lo que estaba
pasando entre ellos con mucha zozobra y tribulación.
Sus miradas, sus gestos, sus palabras pero no quise ser
consciente hasta que ya la evidencia, en forma de conversación a las pocas
semanas del aciago viaje y por parte de él, se convirtió en realidad. Ella no
fue capaz de hablar conmigo. Ella, que era mi amiga, se refugió en él para que
fuera él el que me rompiera el corazón en dos pedacitos, uno el del amor no
correspondido y otro, el más importante, el de la amistad traicionada. Tuvo que
ser un chico, al que conocía de tres meses, el que verbalizara el certificado
de defunción entre mi amiga y yo.
Porque, aunque esta historia comenzara centrándose en mi
amor doloroso, lo que siempre sentí fue la traición de la amistad y aún hoy en
día, que mi lectura de esta historia es totalmente diferente, temo volverme a
sentir traicionada.
Han pasado cerca de 10 años de aquello y como ya he
comentado no podía haberse escrito otro final porque lo que surgió entre ellos
fue amor. Aún así considero que mi amiga debía de haber actuado de otra manera.
No sé si el hecho de haberme dado un poco de tiempo para asimilar lo que había
entre ellos hubiera valido para mantener una relación cordial (no creo que una
estrecha amistad), y dudo que, aunque no se hubiera comportado como una cobarde
y hubiera sido ella la que hubiera venido a hablar conmigo, esta historia
tuviera otro final.
Creo que el resultado hoy en día sería el mismo pero mi percepción
de ella sí que sería distinta. No seríamos amigas porque sufrí mucho pero por
lo menos sí que una vez pasó la pena, que pasó bastante rápido porque tuvo la
vida que recordarme que hay cosas mucho más duras e importante que un desamor,
la recordaría con cariño, porque tres meses, que fue la duración total de la
historia, no puede cargarse el recuerdo y la percepción de una persona que
conoces durante años.
by Off the record
by Off the record
Estas cosas están al orden del día, forman parte de las relaciones (tanto de amistad como amorosas) y estos conflictos surgen creo por ese punto "egoísta" que todo el mundo poseemos y que nos lanza a cometer errores. Este tipo de situaciones las hemos tenido tod@s en algún momento, y creo que nos ayudan a mejorar (ya que aprendemos lo que no debemos hacer) y quedan en meras experiencias y recuerdos.
ResponderEliminarSoy fan absoluta de esta sección!!
Besazos
Fashion Avenue by Adriana
http://fashionavenueabc.blogspot.com.es/
Es una pena que estemos rodeados de estas historias. La vida te muestra deslealtades muchas veces, pero hasta de estas cosas hay que quedarse con lo bueno, piensa que te quitaste de encima a dos personas que si fueron capaces de hacerte daño, no merecía la pena tener cerca. Eso si me imagino que cuando te paso, todo esto que te decimos no te serviría de mucho....
ResponderEliminarBesitos fuertes!!!!
Laura
keepintouchl.blogspot.com
Sorprendente historia. Madre mía q feo lo que te hicieron! Peor ella q el pero feo muy feo! Esta historia no la conocía... Uff! Muy dura amiga mía! Un besazo enorme
ResponderEliminarno creo que el hecho de que se enamoraran fuera una traicion, eso es incontrolable, pero si podrian haber tenido en cuenta tus sentimientos! que dificil situacion!
ResponderEliminarEfectivamente, en el corazón no se manda, y si estaban predestinados lo inevitable hubiera ocurrido en Toledo o Tumbuctú, pero si en verdad esas dos personas te querían, o al menos te apreciaban, pudieron haber sido más delicados contigo, en Toledo y a posteriori. Por cierto, ¿Sigues manteniendo algún contacto con alguno de los dos?
ResponderEliminarUn besazo
En primer lugar, disculpadme porque he tenido un problemilla informático y hasta hoy no había leido vuestros comentarios.
ResponderEliminarSoy consciente de que esta historia está a la orden del día y si la hubiera contado nada más suceder os aseguro que mi relato hubiera destilado mucho mas rencor y amargura. Era inevitable pero se podían hacer mejor las cosas.
No quise mantener ningún contacto y el destino ha querido que no haya vuelto a cruzármelos más. Y que así sea porque aunque ha pasado el tiempo y la herida esta cicatrizada, para qué?. Como muy sabiamente se dice popularmente, la familia te toca, los amigos se eligen y yo elijo a los míos, casi siempre.
Un beso a tod@s
El lunes os espero aquí
Por desgracia, el amor a veces llega en las situaciones más indeseables... Sin embargo, en esta historia lo que más se echa en falta es el dolor de ella, de tu amiga, cuando no pudo evitar romperte el corazón. Si te quería de verdad, el dulzor del enamoramiento que estaba empezando a vivir debió de amargarse, al menos en parte, por el daño que te estaba causando... Aunque, por tu relato (que me ha encantado) diría que no le afectó demasiado tu circunstancia.
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