A veces la sobremesa, después de una copiosa y fantástica comida, nos depara conversaciones de lo más interesantes que ayudan en esa lucha contra la modorra de la siesta. Y si se trata de una celebración de mi amigo Nacho que tiene por norma, desde mi punto de vista muy sana, de juntar a lo más variopinto de su amplio entorno, esas sobremesas alcanzan altos niveles de calidad intelectual. Alguna vez os he hablado de este amigo, un amigo gay que tiene la virtud de presentarme a gente de lo más interesante y que suelen hacerme pensar. Si yo ya de por sí soy de las que mantengo auténticos debates internos, si encima me encuentro enfrente a personas que me estimulan intelectualmente, ya ni os cuento.
Aquella tarde de sábado de finales de mayo, justo la noche de la final de la Champions, el tema se centró en si el amor, de pareja, es para toda la vida. Sobre la mesa esa teoría de que la pasión, llamémosle conyugal, no dura más de tres años y que tras esa primera crisis, si la pareja continúa es porque han establecido una serie de lazos que les mantiene unidos. El cariño, los hijos, la estabilidad, la comodidad, el miedo a estar sólo o, algo más mundano y material, la hipoteca y las cuentas corrientes, son, según los defensores de esta teoría, lo que hace que las parejas duren más de esos tres años.
La antropóloga Helen Fisher, que estudia este tema desde 1983, afirma que "quienes deseen una pareja duradera deberán compartir actividades interesantes, ingeniosas y excitantes". A esta conclusión llegó la investigadora quién asegura que en la atracción por el ser amado intervienen tres neurotransmisores cerebrales: la dopamina (también produce taquicardia e hipertensión arterial), la noradrenalina (produce los impulsos y la motivación) y la serotonina (un inhibidor que reduce su presencia en estados pasionales).
Aunque sea una persona que ni de lejos ha durado tanto tiempo con una pareja, además de que mis relaciones no han sido nada convencionales, me atrevo a mostrar mi desacuerdo con esa teoría de los tres años, por muy científica que sea. Creo que la vida, las relaciones, los sentimientos son, sobre todo, cuestiones particulares, muy difícilmente cuantificables y de establecer pautas científicas dado que son muchos los parámetros y variables que marcan esas relaciones, esos sentimientos y, por ello, muy complicados para ser generalizados.
Obviamente, las relaciones son como las personas, evolucionan (en algunas ocasiones involucionan). Nada permanece para siempre y es de lo más natural que ese cosquilleo, esas mariposas, esos nervios que te atenazan el estómago se vayan atenuando hasta desaparecer, al mismo tiempo que la complicidad, el cariño y el amor van creciendo en esa evolución.
Ahora bien, que desaparezca o no la pasión, depende de los componentes de la pareja, depende de cómo seamos cada cual y de lo que queramos en la vida. En el amor, como en cualquier otro aspecto de nuestras vidas, también existe la necesidad de cambio, los caprichos, los inconformismos.... Por eso soy de la teoría que más tiene que ver con el sujeto en particular que con el ser humano en general y, por ello, estandarizar una conducta o una apreciación al común de los mortales, no me parece lo más acertado
Del mismo modo que defiendo que el amor puede ser para toda la vida, soy de las que afirmo, además de manera muy vehemente, que no tiene porque ser, OBLIGATORIAMENTE, para toda al vida. Al contrario de lo que muchas de mis amigas anhelan, cuando inicio una historia, el tiempo de duración no suele ser una variable que me preocupe. Me apetece vivirlo intensamente, dure lo que dure, sin que la posibilidad de que sea una pasión pasajera me inquiete lo más mínimo. Me resulta curioso que esta temporalidad es más una condición valorable para mis amigas, que para mis amigos, bueno a excepción de uno que me ha salido de lo más romántico y con el que, precisamente, tuve un desencuentro, verbal, a este respecto.
Este post lo vamos a cerrar con dos recomendaciones filmográficas para los románticos empedernidos que creen en el amor para toda la vida y para los que prefieren un amor pasional, aunque sea de corta duración.
Una de las películas más románticas de la historia del cine fue protagonizada por el atractivo Ryan Gosling en 2004 y dirigida por Nick Cassavetes."El diario de Noah", una historia de amor que traspasa la frontera de la juventud de sus protagonistas.
Uno de los mejores directores de todos los tiempos es Clint Eastwood y entre sus escenas más memorables, más cargadas de emoción, está esa en la que una espectacular Meryl Streep, se aferra con fuerza a la manilla de la puerta del coche. Delante, otro vehículo estacionado, con su amor, su amante, el propio Eastwood, que vigila atentamente la escena por el retrovisor, intuyendo el final de su propia historia de amor, a través de la torrencial lluvia que asola la calle. Me emociona solo recordar esa escena de "Los puentes de Madison" (1995)
Ahhh!! Por si os interesa seguir leyendo sobre este tema, aquí os dejo un enlace sobre teorías centradas en la duración del amor y los componentes necesarios que lo hacen duradero (de sentido común pero nunca viene mal recordarlo) http://edant.clarin.com/diario/2005/09/21/sociedad/s-03215.htm
Os espero aquí, amig@s y os recuerdo mi email offtherecord.hermanas@gmail.com por si me queréis contar alguna de vuestras historias.
by Off the record
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wow, vaya artículo más interesante :O
ResponderEliminarhttp://diannetho.blogspot.com.es
Me alegra que te haya gustado, Dianne. Besos
Eliminar¿Si os dijera que llevo más de diez años dándole vueltas a este tema, me creeríais? Por desgracia, el amor a mí siempre me ha caducado, por maravilloso y perfecto que fuese en un principio... Horrible, la verdad, es algo así como despertarse tras una borrachera... Creo que va en la persona, en la forma que tiene de sentir las cosas en general. Por suerte creo que lo que me pasa a mí no es la tónica general. Gracias por hablar de este tema, querida amiga.
ResponderEliminarCada persona es un mundo, pero ciertamente hay mundos coincidentes. No eres la única. Piensa que hay gente que ni tan siquiera ha podido tener un amor caduco y maravilloso. Poder vivir una gran historia de amor también es un privilegio, dure lo que dure, lo importante es vivirlo. Un beso muy fuerte
EliminarGran dilema el planteado hoy amiga! Mis relaciones han sido siempre largas pero tengo que reconocer a los 4-5 años zas, fuera pasión! El amor perdura pero sin pasión... malamente! Aún así, creo en el amor para toda la vida, que todo el mundo lo encuentre ya es más difícil!!! Puede ser una buena excusa decir que el amor para siempre no existe para tapar relaciones fracasadas o para no cuidar cada día lo que tienes. Viva el romanticismo!!!! jajajaja Un beso enorme y graciassssssssss por estas historias
ResponderEliminarAbrazarse a la inexistencia de algo por ineptitud de algunos es algo muy humano, en cualquier caso creo que la gran mayoría defendemos que si un amor, una relación no se cuida, no dura ni tres meses...
EliminarMe alegra saber que disfrutáis también con mis comeduras de tarro, tanto como con mis historias... Un besazo
Creo que el amor es muy fácil al principio pero hay que saber mantenerlo, ahí esta la dificultad y por eso muchas veces acaban las parejas, un post muy interesante!!!
ResponderEliminarBesitos ;)
Si no es fácil al principio, o por lo menos las dificultades que puedan haber no importan, lo más seguro es que la relación haga aguas bien pronto. Como siempre excepciones existen pero, precisamente, esa sensación de que "todo es maravilloso" es lo que se añora cuando va llegando el final de la pasión y de la relación...
EliminarGracias por participar, compañera. Besos